Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre.
Creemos en ti, Señor, porque todo revela tu poder y bondad. La armonía del universo, testigo de una sabiduría, de una prudencia y de una previsión que sobrepujan todas las facultades humanas; el nombre de un ser soberanamente grande y sabio, está inscrito en todas las obras de la creación, desde la hebra de la más pequeña planta y desde el más pequeño insecto, hasta los astros que se mueven en el espacio; en todas partes vemos la prueba de una solicitud paternal; por es ciego el que no te reconoce en tus obras, orgulloso el que no te glorifica, e ingrato el que no te da gracias.
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