Noveno día
Hoy, tráeme a las personas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de ellas, mi alma experimentó el más intenso desagrado en el huerto de los olivos. A causa de ellas dije: "Padre aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya". Para ellas la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.
Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, hoy traigo a las personas tibias a la morada de corazón. Que estas personas heladas que parecen como cadáveres y te desagradan, se calienten con el fuego de tu puro amor. Oh Jesús compasivo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y Concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.
Padre eterno, mira con misericordia a las personas tibias que sin embargo están acogidas por el corazón de Jesús. Padre de la misericordia, te suplico por la amarga Pasión de tú hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tú misericordia, por los siglos de los siglos.
Amén.
(Se reza la coronilla)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario